Inmunodeficiencias

El sistema inmune normal ha sido diseñado para defendernos de los agentes infecciosos y eliminarlos o inutilizarlos antes de que nos provoquen una infección. Sin embargo, en algunas ocasiones el sistema no funciona adecuadamente y se producen infecciones a repetición. Si esto ocurre, se debe estudiar el caso para descartar una inmunodeficiencia.

El tipo más común es producido por un defecto en la producción de anticuerpos.

Éstos pueden ser:

  • Ausencia de respuesta al Neumococo, un germen que causa la mayoría de las infecciones como otitis, sinusitis y neumonías.
  • Ausencia de inmunoglobulina A, la cual muchas veces es asintomática.
  • Ausencia de toda clase de anticuerpos.
  • Ausencia o disminución de algunos tipos de linfocitos. Estos casos son menos frecuentes.

Diagnóstico:

Se basa en la historia de infecciones recurrentes y se confirma con exámenes de sangre que muestran el número existente de células del sistema inmune (linfocitos), de anticuerpos y de ciertas proteínas sanguíneas presentes. También es importante evaluar la respuesta de anticuerpos a vacunas como la antineumocócica. Esto último se evalúa en niños mayores de dos años, ya que antes de esa edad el sistema inmune aún está inmaduro.

Tratamiento:

Va a depender del diagnóstico. Los objetivos son disminuir la frecuencia de las infecciones y prevenir las complicaciones.

Autoinmunidad:

Se producen enfermedades autoinmunes cuando nuestro sistema inmune reconoce lo propio como ajeno y origina anticuerpos o células capaces de dañar a nuestros propios órganos.

Existen distintas enfermedades de este tipo y sus manifestaciones clínicas dependen de los órganos afectados. El diagnóstico se basa en los síntomas y en exámenes de sangre.