PSICONEUROINMUNOLOGÍA

ENDOCRINOLOGÍA: en las fronteras integrativas de las ciencias de la salud humana.

¿Cómo dialogan el cerebro, el sistema inmune y el sistema endócrino? ¿Cuánto influye el entorno emocional y sociocultural en mantener la salud o ser más vulnerable a la enfermedad? ¿Qué relación hay entre la ira y la enfermedad cardiovascular?
¿Entre las emociones y el cáncer? ¿Qué relaciona al rencor
con la autoinmunidad? ¿O entre las hormonas y la depresión?

La realidad es compleja y a través de la transdiciplinariedad, nos acercamos a ella

(Edgar Morin, Ciencia con conciencia,1982).

Muchas de estas preguntas han convocado el interés de la medicina y de muchos profesionales que ejercemos nuestro actuar en la salud humana a lo largo de los años. Ahora, gracias a concepciones más modernas y complejas, se sabe que para comprender el proceso de enfermar hay que considerar, desde lo molecular hasta lo social, respetando la espiritualidad inmanente en cada ser humano.

El modo en que vivimos, el ambiente donde nos desarrollamos y las emociones impactan tanto en mantenernos saludables como predisponernos al desarrollo de enfermedad; podríamos decir que “se meten bajo la piel”.

No se trata de crear falsas expectativas de que las personas felices pueden curarse a sí mismas o evitar lo que a veces es inevitable; como así también por no generar exageradas esperanzas, caer en la desesperanza. Sí estamos de acuerdo con quienes sostienen que al cambiar el pensamiento se cambia el cerebro, cuando cambia el cerebro cambia el cuerpo; y por lo tanto podríamos decir que al cambiar la mente se cambia la biología.

El ser humano, en cuanto objeto de estudio, ha sido analizado hasta hoy en sus diferentes dimensiones de manera separada. Cada ciencia, tecnología o disciplina se ha ido especializando a tal nivel que ha llegado a conocer en profundidad cada una de sus partes, pero en ese mismo acto, ha perdido la potencia sinérgica de la integración.

 Tradicionalmente, cada especialidad médica entiende a la enfermedad sólo parcialmente, parcialidad producto de un pensamiento unicausal y simplista. El ser humano es una complejidad de sistemas que nosotros dividimos para entender y aprender, pero no debemos perder de vista el concepto de que el todo es más que la suma de las partes. Solo así, más que aprender, aprehenderemos la salud y la enfermedad. La PNIE recupera la versión holística de la medicina hipocrática, pero sin olvidar la singularidad de cada ser. Sólo en la interacción del hombre biológico, psicológico y social con su medio se entiende que no hay enfermedades sino enfermos.

La psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) emergió como una ciencia transdisciplinar que busca superar la manera fragmentada de ver al ser humano, propia del paradigma cartesiano. Esto debido a que dicho paradigma ya no lograba dar cuenta de los procesos humanos, en general y de los procesos de salud – enfermedad, en particular. La PNIE por tanto, busca comprender las interacciones entre el sistema nervioso (cerebro/mente/conducta), el sistema endocrino y el sistema inmune, como partícipes de un proceso dinámico-relacional-sistémico en continuo cambio  e interacción con todo lo existente.

El conocimiento generado por estas investigaciones, ha permitido entender de mejor manera la complejidad del ser humano; sin embargo, se han mantenido una serie de interrogantes por resolver, que sólo comenzaron a encontrar respuesta integrando la información proveniente de otras ramas de las ciencias y del saber, como las ciencias físicas (física cuántica), las matemáticas, la biología molecular, las ciencias de la consciencia, la antropología y la nanotecnología.

La vida y el hombre se conciben, por tanto como una unidad indivisible y dinámica, cuyos elementos están estrechamente vinculados y pueden comprenderse, sólo como modelos de un proceso cósmico, que se despliega en un espacio y tiempo para producir evolución y conciencia en el hombre de los procesos humanos y del ser, y por tanto, de los procesos de salud y enfermedad.

La teoría de sistemas y la teoría cuántica nos han enseñado que las realidades no pueden analizarse desde una serie de elementos aislados, que existen de manera independiente, debemos ir hacia los contextos, para entender el texto y el sistema. El comportamiento de una parte del sistema, está determinada por las conexiones ilimitadas que ésta tiene con el conjunto.

El ser humano es multidimensional, es un ser bio-psico-social-cultural cuyos sustratos y conexiones están en continuo proceso de aprendizaje, crecimiento y expansión. El humano puede ser conocido desde su sustrato bioquímico molecular, con sus campos y ondas electromagnéticas, que componen a su vez el sustrato energético, que le permiten darse cuenta de sus diferentes órganos, sistemas y relaciones para asumirse como ser humano y hacer consciencia de la integración de su espíritu, que lo llevará a auto-reconocerse dentro el complejo y fascinante fenómeno de la vida, (El fenómeno de la vida, F. Varela 2000)

La concepción dinámica de la materia es muy importante, pues demuestra que la existencia no puede separarse de su actividad. Las partículas subatómicas solo pueden entenderse dentro de un ámbito dinámico, en términos de movimiento, interacción, transformación y distribución.

En el paradigma cartesiano, se concebía al hombre compuesto de materia y espíritu como elementos separados, hoy en día entendemos que el hombre, ser humano, solo puede comprenderse a cabalidad con una visión integradora, pues se producen en él intermodulaciones y epigénesis, que lo retroalimentan y condicionan. 

Por tanto, para comprender los procesos de la vida en general y, los procesos de salud enfermedad en particular, se requiere de la integración de las distintas disciplinas y estar, de esta forma, en mejores condiciones para prevenir o tratar la enfermedad, apuntando al equilibrio y bienestar.

 

En el devenir de su historia evolutiva, el hombre, ha ido formando nuevos órganos, en su fisiología y desarrollando su sistema nervioso central, para tener mayores conexiones entre mente cuerpo, cerebro, consciencia. Su cerebro ha aumentado en volumen de 500 a 1500 cc de volumen y se han desarrollado en si mismo procesos de: vibraciones, sensaciones, emociones, percepciones, pensamientos, lenguaje y consciencia; procesos que el ser humano necesita reconocer para mantener su salud y bienestar.

 

Epistemológicamente este modelo podría sustentarse en la teoría del científicos chilenos Francisco Varela y Humberto Maturana, quienes han planteado que somos sistemas auto-organizados, multisistémicos, donde el hombre más que un universo, es un multiverso con infinitos procesos ocurriendo en él al mismo tiempo, en su calidad de sistema viviente molecular cerrado y dinámico, pues está en permanente cambio estructural en un flujo continuo de moléculas que existen como tal mientras conservan la organización como sistemas vivos, mientras permanecen en congruencia operacional con el medio que los contiene y se adaptan a él, siendo además sistemas abiertos en cuanto a información, capaces de generar realidades emergentes en el tiempo vital de su existir. (Autopoiesis Molecular, H. Maturana 1999).

 

Por tanto, la PNIE permite intervenir en los tiempos adecuados, en forma armónica construyendo nuestro quehacer desde la creatividad del ser, tomando solo lo que sea significativo para cada uno y el bien común, lo que nos permitirá auto-reconocimiento como especie humana consciente, para la sobrevivencia y el desarrollo del ser humano, que a través de las ciencias de la complejidad podrá replantear los procesos de salud enfermedad al integrar lo biológico, psicológico, social, cultural y lo ontológico o espiritual y llevar la evolución de la vida a niveles de mayor organización y efectuar una síntesis para reflexionar acerca de la totalidad de fenómeno humano.

 

En resumen la PNIE busca comprender las interacciones entre el sistema nervioso (cerebro/mente/conducta), el sistema endocrino y el sistema inmune, como partícipes de un proceso dinámico relacional sistémico en continuo cambio e interacción con todo lo existente.

 

Para lo cual, estudia la relación entre la psiquis, el sistema nervoso (neurotransmisores), el sistema inmune (interlukinas) y el sistema endócrino (hormonas) y ofrece los conceptos y los componentes para cambiar la forma en que las personas percibimos el mundo. De esta manera se afirma la existencia de una red de interacciones entre los distintos sistemas y se verifica una interaccion reciproca de los mismos (dejando de lado el concepto que cada sistema se autoregula)

 

Los sistemas funcionan de una manera interactiva, inter-regulados y forman una red funcional que está al servicio de la adaptación y la supervivencia, de esta manera, mecanismos psiconeuroreguladores a través de señales comunes son la clave de una adaptación exitosa, mecanismo denominado red de trabajo, “network”, a fin de sostener una homeostasis.(equilibrio entre el medio interno y externo).

 

Este concepto integral, introducido por el Dr. Roberto Ader, a través de estudios, demostró que el sistema inmunológico podía condicionarse, porque se encuentra bajo el control del sistema nervioso y, a su vez el sistema nervioso está bajo el control de nuestros pensamientos. El descubrimiento de Ader llevó a la investigación y demostración de infinidad de modos en que los sistemas nervioso, endocrino e inmune están comunicados y su interrelación con las emociones.

 

 De modo que, desde la perspectiva del sistema inmunitario se debe considerar que este carece de un órgano en la economía corporal que permita definirlo en tal sentido, pues, está compuesto básicamente de un complejo sistema celular y sustancias solubles con una amplia distribución y activa movilización, es posible intentar definirlo en el contexto de su morfofuncionalidad, como un sistema homeostático, que brinda la capacidad de diferenciar lo propio de lo no propio, en cuanto a estructuras moleculares de cierta complejidad (secundarias y terciarias), que son reflejo de la información genética de cada individuo,  en estrecha relación e influenciada por el Sistema Nervioso y Endocrino; conexión claramente establecida, por medio de la identificación de los diversos receptores, compartidos en los tres sistemas, para los mediadores solubles (citocinas, neuropéptidos y hormonas), generados en las células que les componen.

Claramente la perspectiva PNIE en el pensamiento científico actual, ha abierto horizontes insospechados hasta hace algunas décadas, tales como establecer las relaciones entre el comportamiento (conducta), inmunidad y salud, con el siguiente modelo de integración multisistémico.

Modelo salud-enfermedad

El modelo de salud que sugiere PNIE se basa en “la capacidad del organismo de regular su propio comportamiento y fisiología y generar una respuesta coordinada ante el desafío de los cambios” (Solomon, 2001).

La PNIE pretende estudiar la enfermedad justamente como la ruptura de un sistema, una pérdida de la homeostasis (desequilibrio entre medio interno y externo). Cualquier patología que se expresara primordialmente en un sistema, conlleva indefectiblemente una alteración en todo el resto del sistema.

El cambio de paradigma implica un conocimiento profundo del paciente y no solo de su enfermedad. “la persona es una sola y es un todo, sostiene que la visión de la medicina debe ser superadora de la visión unilineal y simplista, en la que el hombre se dividía en órganos para poder ser estudiado. Esto representa tomar la medicina en sus origenes, aquello que cuando se enferma un órgano se enferma la persona entera” (Márquez de López Mato).

Una de la grandes amenazas del estado homeostático lo producen los estresores, definidos como “fuerzas perturbadoras que amenazan la homeostasis y las respuestas adaptativas incluyen reacciones físicas y/o mentales que intentan contra-actuar a los efectos de los estresores. Se define al estrés como un estado de disarmonía o de homeostasis amenazada. Sin embargo, la respuesta adaptativa a las fuerzas desorganizantes, puede en si misma producir cambios patológicos” (PNIE, José Bonet, 2013)

Abordajes terapéuticos

Es de destacar que, en la intervención PNIE, el tratamiento ante cualquier diagnóstico debe ser integral para cada paciente. Se refuerza el trabajo en equipo, ya no interdisciplinario, sino trans-disciplinario, pues, tal como hemos aprendido de la naturaleza, en el conocimiento y las diversas disciplinas de las ciencias de la salud humana, no hay barreras ni fronteras infranqueables, solo existen interfases con densidades variables.

En síntesis, la Psiconeuroinmunoendocrinología (PINE) invita a un abordaje de la medicina proponiendo un modelo humano integral, con explicaciones científicas sobre cómo la mente, el psiquismo y la espiritualidad impactan en el bienestar psicológico, físico y social. Inquietud cultivada por un grupo de profesionales en nuestra región desde hace una década, y hemos generado dos simposios PNIE 2006 y 2007, y el IV Congreso Latinoamericano PNIE, evento que se realizó en la sede del ex – Congreso Nacional, en la ciudad de Santiago, Chile, los pasados días 16, 17 y 18 de octubre 2014, presidido por la psiquiatra penquista, Dra. Marcela Rodríguez A, y contó con las ponencias de importantes investigadores de las sociedades de psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) de los ocho países integrantes de la FLAPNIE.